John Philip Sousa: El puente olvidado hacia el jazz

 



Cuando se habla de los precursores del jazz, los nombres de Scott Joplin, Buddy Bolden y Jelly Roll Morton son habituales en las discusiones. Pero hay una figura clave en la historia de la música estadounidense que, aunque no fue jazzista, desempeñó un papel crucial en la aceptación de los estilos afroamericanos que allanaron el camino hacia el jazz: John Philip Sousa, conocido como "el rey de las marchas".

Sousa es célebre por sus composiciones marciales, como The Stars and Stripes Forever y Washington Post March, pero su influencia va mucho más allá de las bandas militares y las paradas patrióticas. En un momento en que el racismo estructural marginaba la música afroamericana, Sousa usó su estatus y prestigio para incluir en sus conciertos cakewalks, ragtime y two-steps, géneros originados en las comunidades afrodescendientes de Estados Unidos.

A finales del siglo XIX, el cakewalk —un estilo de baile burlesco nacido en las plantaciones sureñas— y el ragtime comenzaban a ganar popularidad y evolucionó como una forma más estructurada y melódica, siendo Scott Joplin su máximo exponente. Sousa, atraído por los ritmos sincopados y las melodías pegadizas, no solo incorporó estas formas en sus conciertos, sino que ayudó a difundirlas a nivel mundial.

En 1900, durante la Exposición de París, la Banda de Sousa presentó cakewalks y ragtime a un público europeo que, aunque inicialmente escéptico, quedó fascinado. Este evento marcó la primera introducción formal de estas músicas en el continente, y el impacto fue inmediato. Claude Debussy, uno de los compositores más influyentes del siglo XX, quedó tan sorprendido por los ritmos del cakewalk que escribió su famosa pieza Golliwog's Cakewalk. Incluso Johannes Brahms, poco antes de morir, confesó su fascinación por el "ritmo interesante" del ragtime.

Parte del éxito de Sousa en la interpretación de estos géneros se debió a Arthur Pryor, trombonista y arreglista de la banda. Pryor adaptó los cakewalks y rags para el formato de banda, conservando su esencia rítmica y melódica. Sin embargo, Pryor señaló que muchos músicos de la banda —en su mayoría blancos y formados en estilos clásicos— se sentían incómodos con la sincopación y las características del fraseo negro. Esta "rigidez" evitó que la banda interpretara jazz auténtico, pero su trabajo sentó las bases para la aceptación del ragtime y, por extensión, del jazz.

La influencia de Sousa no se limitó a los conciertos. Su interpretación de cakewalks y rags impulsó la venta de partituras y discos, en una época en que el consumo de música se centraba en el piano doméstico. Compositores como Kerry Mills (At a Georgia Camp Meeting) y Abe Holzmann (Smokey Mokes) vieron cómo sus obras alcanzaban audiencias masivas gracias a Sousa. La aceptación popular de estos estilos comenzó en los salones de clase media y alta, lo que ayudó a reducir el estigma asociado a su origen afroamericano.

Aunque Sousa nunca fue un músico de jazz, su importancia radica en su capacidad para legitimar la música popular afroamericana ante un público masivo y conservador. Décadas antes de que Paul Whiteman "presentara el jazz" en las salas de concierto con su famoso evento de 1924, Sousa ya incluía secciones enteras de cakewalks, ragtime y, posteriormente, elementos de jazz en sus programas. Obras como Dwellers of the Western World (1910) y Jazz America (1925) evidencian su interés por estos géneros.El jazz, como bien sabemos, es un arte nacido de las comunidades negras estadounidenses, pero su aceptación como forma artística legítima pasó por un proceso de validación social y cultural. Sousa, con su banda y su reputación, jugó un papel crucial en este proceso. A través de sus innovadoras programaciones, abrió la puerta para que la música afroamericana llegara a audiencias que, de otro modo, la habrían rechazado por prejuicio.

Hoy, cuando escuchamos las sincopas de un ragtime o el swing de un estándar de jazz, vale la pena recordar a Sousa. Aunque no fue un creador de jazz, su labor como puente entre la música popular afroamericana y el público masivo lo convierte en un eslabón fundamental en la historia del jazz.

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