México en Nueva Orleans: La Influencia Olvidada en el Nacimiento del Jazz
Cuando se habla de los orígenes del jazz, los nombres de Louis Armstrong,
Jelly Roll Morton o Sidney Bechet son los primeros en surgir. Sin embargo,
detrás de este relato existe una influencia menos conocida pero igualmente
significativa: la música mexicana y su papel en la gestación de este género. Un
capítulo fascinante de esta historia se remonta a 1884, cuando Nueva Orleans
fue sede de la Exposición Mundial Industrial y de Algodón, un evento que sirvió
de puente entre dos mundos musicales.  
En plena consolidación de su mandato, Porfirio Díaz buscaba proyectar una
imagen moderna de México en el escenario internacional. Para la Exposición
Mundial de 1884, el presidente envió a la Banda del Octavo Regimiento de
Caballería, dirigida por Encarnación Payén. Compuesta por casi 100 músicos,
esta agrupación no solo deslumbró con su técnica y repertorio, sino que dejó
una huella permanente en la escena musical de Nueva Orleans, que en ese entonces
comenzaba a desarrollar el lenguaje del jazz. 
La banda mexicana interpretaba un ecléctico repertorio que incluía danzas,
habaneras, danzones y marchas militares. Según el investigador Alain Derbez,
estas presentaciones fueron decisivas para la evolución de las bandas locales.
Varios periódicos y editoriales de Nueva Orleans publicaron partituras de las
piezas mexicanas, ayudando a integrar estas melodías al entorno musical
local.  
El impacto no se limitó a la música impresa. Algunos de los músicos
mexicanos decidieron quedarse en Nueva Orleans. Entre ellos, destaca Joe
Viscara, un saxofonista que fue acogido por Papa Jack Laine, figura clave en el
desarrollo de las bandas de jazz blancas. Laine recordaba con admiración a
Viscara, quien, a pesar de su limitado inglés, se comunicaba perfectamente a
través de su instrumento.  
Pero sin duda, la contribución más significativa provino de los hermanos
Lorenzo Tío, ambos clarinetistas. Lorenzo Tío padre, originario de Tampico y
miembro de la banda del Octavo Regimiento, fue uno de los primeros en integrar
el clarinete en las bandas locales. Su hijo, Lorenzo Tío Jr., perfeccionó esta
herencia y se convirtió en maestro de grandes figuras del jazz como Sidney
Bechet y Barney Bigard.  
El Legado de los Hermanos Tío  
Lorenzo Tío Jr. no solo fue un brillante intérprete, sino también un
maestro prolífico. Su técnica de clarinete, influida por la tradición clásica
europea pero enriquecida con el sabor rítmico de su herencia mexicana, se
convirtió en el estándar para los músicos de Nueva Orleans. Su legado continúa
vivo, incluso en la cultura popular. Una de sus piezas fue incluida en la banda
sonora de Midnight in Paris, la célebre película de Woody Allen.  
El jazz, frecuentemente descrito como el primer arte verdaderamente
estadounidense, es también un ejemplo de cómo las influencias multiculturales
pueden dar lugar a algo nuevo y revolucionario. La aportación mexicana,
facilitada por una decisión política aparentemente pragmática de Porfirio Díaz,
se mezcla en los cimientos del jazz junto con elementos africanos, europeos y
caribeños.  
La historia del jazz no está completa sin mencionar a los músicos mexicanos
y su impacto en Nueva Orleans. Reconocer este legado es no solo un acto de
justicia histórica, sino también una invitación a explorar las conexiones
profundas y a menudo olvidadas que enriquecen la música que amamos. En cada
nota de clarinete que resuena en los clásicos de Nueva Orleans, hay un eco de
aquella banda del Octavo Regimiento que, en 1884, cruzó fronteras para cambiar
la historia de la música para siempre.  


 
 
 
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