Cie Frazier: El Latido de Nueva Orleans

 


En el vibrante panorama musical de Nueva Orleans, Cie Frazier es una figura que ha dejado una huella profunda, tanto por su habilidad técnica como por su contribución al desarrollo del jazz en sus primeros días. Nacido el 23 de febrero de 1904 en la emblemática Touro Street, una de las arterias musicales más importantes de la ciudad, Frazier creció en un entorno profundamente influenciado por la música, rodeado de familias legendarias como los Marrero, Bechet, Cottrell y Barnes. Su hogar, también un refugio espiritual, fue el lugar donde su madre cantaba en el coro de la iglesia y su padre, un fabricante de colchones y ministro bautista, fomentaba el aprecio por la música en su familia.

Desde joven, Cie Frazier mostró una inclinación por la batería. Su hermano, también baterista, fue una de sus principales influencias. A los 17 años, Frazier ya estaba tocando en algunos de los conjuntos más importantes de la ciudad, y en 1921, dio el salto a la profesionalización con la banda de Lawrence Marrero. Su talento no pasó desapercibido y, en 1923, se unió a la famosa Young Tuxedo Band, una de las primeras bandas de jazz de Nueva Orleans que estableció la base de lo que sería el jazz moderno.

A lo largo de los años, Frazier formó parte de algunas de las agrupaciones más relevantes de la escena local, incluyendo las bandas de A.J. Piron, Sidney Desvigne, John Robichaux y Papa Celestin. Su capacidad para adaptarse a diferentes estilos y su dominio de la batería lo convirtieron en uno de los músicos más solicitados de la época.

En 1927, Frazier realizó su primera grabación con Papa Celestin, un hito que consolidó su lugar en la historia del jazz. Las grabaciones de esta época son fundamentales para comprender el nacimiento del jazz en Nueva Orleans, donde la interacción entre los músicos y la improvisación eran el alma de cada performance. Frazier, con su estilo preciso y energético, era un maestro de los ritmos de la calle, característicos de la ciudad.

En 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, Frazier se unió a la Marina de los Estados Unidos. Allí, junto con músicos como Henry Russ y Gilbert Young, pasó a formar parte de la banda militar. Durante su servicio en Great Lakes, Frazier jugó un papel clave en la enseñanza de los ritmos característicos de Nueva Orleans a otros músicos, asegurándose de que la tradición del jazz se mantuviera viva incluso en tiempos de guerra. Fue en este contexto que se registró una de sus últimas grabaciones durante la guerra, en mayo de 1945, cuando reemplazó a Baby Dodds en una sesión junto a Wooden Joe Nicholas.

Después de su baja en 1945, Frazier volvió a Nueva Orleans y retomó su carrera. Fue parte de la banda de Papa Celestin nuevamente entre 1950 y 1952, y también tocó con otros destacados músicos de la ciudad como Percy Humphrey y Harold Dejan. Su participación en la banda de Sweet Emma Barrett en Preservation Hall a fines de la década de 1950 marcó una etapa en la que Cie no solo consolidó su legado, sino que también se convirtió en un símbolo del jazz tradicional de Nueva Orleans.

En 1956, Cie Frazier se unió a una de las figuras más importantes del jazz, el clarinetista George Lewis, para un tour por Los Ángeles, donde compartió escenario con grandes del jazz como Earl Hines. A su regreso a Nueva Orleans, continuó tocando con músicos como Kid Howard, dejando una marca indeleble en cada interpretación.

Cie Frazier fue mucho más que un baterista de jazz. Su forma de tocar encapsulaba el alma de Nueva Orleans: un estilo único y profundo que integraba los ritmos afroamericanos tradicionales con la improvisación propia del jazz. En una época en la que el jazz estaba en constante evolución, Frazier se mantuvo fiel a las raíces de la música, siendo un pilar de la escena local que también dejó su huella a nivel nacional.

A pesar de la fama que alcanzaron otros músicos contemporáneos, el nombre de Cie Frazier sigue siendo sinónimo del auténtico jazz de Nueva Orleans. Su legado, tanto como intérprete como maestro, continúa inspirando a nuevas generaciones de músicos que buscan comprender y preservar la esencia de este género musical que nació en las calles de la ciudad.

Cie Frazier fue una pieza clave en la historia del jazz, no solo por su talento como baterista, sino por su contribución a la consolidación del estilo único de Nueva Orleans. Su música, llena de energía y precisión, fue el latido de una ciudad que sigue siendo el corazón del jazz. Hoy, su legado sigue siendo recordado por aquellos que saben que el alma del jazz reside en la improvisación, el ritmo y la tradición. Por Marcelo Bettoni

 

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