El Tap y su Conexión con el Jazz: Historia de Ritmo y Resistencia
El tap es una danza profundamente arraigada en la historia cultural de Estados Unidos, una expresión que fusiona el movimiento y la percusión en un diálogo vibrante con la música. Como el jazz, el tap es fruto del mestizaje cultural y del ingenio creativo de comunidades marginadas que transformaron la adversidad en arte.
El tap tiene sus raíces en la confluencia de diversas
tradiciones: el step-dance irlandés y el clog inglés aportados por los colonos
europeos, y las danzas rítmicas del Oeste de África introducidas por los
esclavos. Estas influencias dieron lugar a una forma de expresión única que
mezclaba la técnica con la improvisación, un paralelismo claro con el
desarrollo del jazz.
En un contexto de represiones culturales y sociales, los
esclavos africanos-juba dance- se vieron obligados a sustituir los tambores, prohibidos por
sus amos, con sus propios cuerpos, creando ritmos a través de palmadas,
pisotones y golpes. Este ingenio dio origen a formas de danza como el
"jig" y el "juba", que sentaron las bases del tap moderno.
La expansión del tap se dio inicialmente a través de los
espectáculos de Minstrel Show y el vodevil. Aunque cargados de estereotipos
racistas, estos espectáculos permitieron a la danza llegar a un público más
amplio. En este contexto surgió William Henry Lane, conocido como "Master
Juba", quien destacó como uno de los primeros afroamericanos en romper
barreras raciales en el mundo del entretenimiento. Su talento fue tal que fue
elogiado por el escritor Charles Dickens en su libro Notas Americanas.
Hacia principios del siglo XX, el tap evolucionó,
adoptando nombres como "buck and wing" o "steps".
Simultáneamente, los circuitos teatrales comenzaron a consolidar su práctica,
garantizando su supervivencia y estandarización.
El tap y el jazz comparten una profunda conexión. Ambos
nacieron en comunidades afroamericanas como expresiones de libertad y
resistencia, ambos celebran la improvisación como piedra angular, y ambos
encontraron en los escenarios de vodevil y en Broadway una plataforma para su desarrollo.
Con la llegada de artistas como los Nicholas Brothers,
Harold y Fayard Thomas, el tap alcanzó nuevas alturas. Su sincronización
impecable, combinada con acrobacias espectaculares, llevó esta forma de danza a
un nivel que dejaba al público boquiabierto. Estos bailes, a menudo acompañados
por músicos de jazz, se convirtieron en espectáculos que destacaban la riqueza
rítmica y la energía contagiosa compartida por ambos géneros.
Con el declive del vodevil en los años 30, Broadway y
Hollywood se convirtieron en los nuevos escenarios para el tap. Películas
clásicas como Top Hat y Swing Time inmortalizaron esta danza en
las actuaciones de Fred Astaire y Ginger Rogers, mientras que las producciones
teatrales adaptaron el tap para cautivar al gran público.
Aunque la esencia del tap cambió con el tiempo, su
espíritu improvisador y su profundo vínculo con el jazz permanecieron intactos.
En las jam sessions, no era raro ver a bailarines de tap unirse a los músicos,
creando diálogos rítmicos que enriquecían la experiencia tanto para los
artistas como para el público.
Hoy, el tap sigue siendo un puente entre el pasado y el
presente. Su influencia es evidente en el jazz moderno y en otras formas
contemporáneas de danza. Artistas como Savion Glover han renovado esta tradición,
integrando el tap en producciones de jazz y hip-hop, manteniendo vivo su
espíritu de innovación.
Por Marcelo Bettoni
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