Kasuan Kura: Ecos de Tradición Dagomba

 


Cuando escuchamos "Kasuan Kura", una grabación de campo realizada en Ghana por John Miller Chernoff, nos sumergimos en una expresión musical que trasciende el arte sonoro: es un puente hacia la historia, la cultura y las tradiciones de los Dagomba, un pueblo del norte de Ghana conocido por su sofisticada cultura oral.

Este registro pertenece a un tipo de documentación musical conocida como grabación de campo, una herramienta esencial para folcloristas y etnomusicólogos. A diferencia de las producciones de estudio, estas grabaciones capturan las interpretaciones en sus entornos originales, permitiendo que los artistas —muchos de ellos no profesionales— se expresen con autenticidad y sin las restricciones técnicas o psicológicas que puede imponer un estudio. Aunque la calidad del audio puede verse afectada, estas grabaciones ofrecen una ventana única a cómo se viven y transmiten las tradiciones musicales en su contexto cultural.

En "Kasuan Kura", la música emerge como un relato vivo de los ancestros Dagomba. La pieza, una canción de alabanza, emplea el formato de llamada y respuesta, donde el nombre del ancestro honrado se convierte en el eje central del diálogo musical. Este estilo, característico de muchas culturas africanas, crea un vínculo entre el líder vocal y el coro, que interactúan sobre un complejo entramado de ritmos y melodías.

Desde el inicio de la grabación, destacan los dondons , tamborés parlantes cuyo tono se modifica ajustando las correas de cuero que conectan sus parches. Estos instrumentos no solo acompañan; dialogan activamente con el cantante principal, imitando los patrones del habla y aportando una dimensión narrativa a la música. Junto a ellos se encuentran los gongons, tambores más grandes que producen un sonido vibrante gracias a una cuerda que cruza su parche. La interacción entre ambos tipos de tambor genera una textura polirrítmica que evoluciona a lo largo de la pieza.

El inicio es deliberadamente irregular, un preludio que se estabiliza cuando las voces entran en escena alrededor del segundo 12. Es entonces cuando el formato de llamada y respuesta se hace evidente: el líder introduce una frase mientras el coro responde con un motivo repetitivo que conserva la textura heterofónica, rica en espontaneidad, pero alejada de las progresiones armónicas típicas de la música europea. Este equilibrio entre estructura y libertad es característico de muchas tradiciones africanas, donde el ritmo repetitivo subyacente —o "surco"— sostiene el diálogo entre los participantes.

El clímax llega alrededor del minuto 1:24, cuando la intensidad de la percusión y el canto del líder crecen simultáneamente, mientras el coro mantiene su respuesta constante, casi hipnótica. Es en este punto donde "Kasuan Kura" trasciende el acto musical y se convierte en una experiencia comunitaria: una celebración de la memoria colectiva, el ritmo y la conexión humana.

Este registro no solo documenta una tradición; nos invita a reflexionar sobre el poder de la música para preservar historias y conectar generaciones. En un mundo cada vez más globalizado, "Kasuan Kura" nos recuerda la importancia de valorar y proteger estas expresiones únicas que conforman el tejido cultural de la humanidad.

Por Marcelo Bettoni

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