Polo Barnes: Un emisario del jazz de Nueva Orleans
Paul D. "Polo" Barnes, un nombre que resuena profundamente en la historia del jazz de Nueva Orleans, es recordado como uno de los músicos más influyentes y autodidactas de su tiempo. Nacido el 22 de noviembre de 1902 en Nueva Orleans, Polo comenzó su carrera musical con un simple flautín de diez centavos, pero su destreza en el clarinete y el saxofón lo catapultaron a las grandes ligas del jazz. De hecho, se considera que fue él quien introdujo el saxofón en una ciudad dominada por el clarinete, dejando una huella imborrable en el sonido de Nueva Orleans.
Hijo de una familia de músicos, Polo Barnes fue parte de
una rica tradición musical que abarcaba tanto a su madre como a sus tías, todas
ellas instrumentistas. Sus primeros pasos en la música fueron acompañados por
su amigo de la infancia Cie Frazier. Juntos desfilaban con flauta y tamboril,
entreteniendo a los estudiantes locales. No pasó mucho tiempo antes de que
Barnes formara su propia banda en 1919, junto a Frazier y los hermanos Marrero,
Eddie y Lawrence, donde destacó como saxofonista alto. Polo recordaba con
orgullo que su interpretación de este instrumento fue tan innovadora que,
“cambió toda la ciudad de Nueva Orleans al saxofón.”
Su formación fue principalmente autodidacta, aunque
recibió algunas lecciones del legendario Lorenzo Tio, Jr. Su capacidad para
tocar el saxofón alto, un instrumento poco común en la época, lo convirtió en
un pionero y en uno de los músicos más influyentes de la escena de Nueva
Orleans.
En 1920, Polo se unió a la Young Tuxedo Orchestra,
y al año siguiente formó parte de la histórica Original Tuxedo Orchestra,
bajo la dirección de Papa Celestin. Durante los años 20, su carrera despegó:
tocó junto a figuras como Jelly Roll Morton y Kid Howard, y se destacó por su
virtuosismo tanto en el clarinete como en el saxofón. Barnes también fue parte
de las primeras sesiones de grabación de la Tuxedo Band de Papa Celestin, un momento
crucial en la evolución del jazz.
A finales de la década de 1920, Polo se trasladó a Kansas
City para unirse a la banda de King Oliver, quien atravesaba años difíciles,
pero dejó una marca indeleble en el jazz. En este período de su vida, Barnes
también comenzó a llevar un diario, reflejando las luchas y triunfos de un
músico negro en una época de fuertes prejuicios raciales.
El paso de Polo Barnes por la Armada durante la Segunda
Guerra Mundial representó un punto de inflexión en su carrera. Fue allí donde
hizo avances significativos en su técnica con el clarinete. A pesar de las
limitaciones impuestas por las políticas raciales de la época —que impedían a
los músicos negros ascender más allá del rango de primer músico—, Barnes
continuó su formación, tocando en una banda de 16 piezas y aprendiendo
repertorio clásico y operático. Esta etapa le permitió ampliar su paleta sonora
y regresar al clarinete con una nueva perspectiva.
Tras la guerra, Barnes vivió un tiempo en Nueva York,
pero eventualmente regresó a su ciudad natal, donde siguió siendo una figura
respetada en la escena musical de Nueva Orleans. Compositor de la célebre pieza
“My Josephine,” grabada por Papa Celestin, Polo Barnes continuó aportando su
talento al jazz en diversas formaciones.
McNeal Breaux, uno de los contemporáneos de Barnes,
recordó que Polo fue el último músico que conoció que aún tocaba un clarinete
en mi bemol: “Hasta 1968 lo tocaba en las bandas de metales. Lo vi tocar con la
banda Eureka una vez y tocaba ese clarinete en mi bemol.” Esta anécdota ilustra
no solo su dedicación al instrumento, sino también su capacidad para mantenerse
fiel a sus raíces musicales a lo largo de los años. Su habilidad para fusionar
lo clásico con lo contemporáneo, y su papel en la transición del clarinete al
saxofón en Nueva Orleans, lo convierten en una figura clave en la historia del
jazz.
Por Marcelo Bettoni
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