Sidney Brown: Un Testimonio Vivo de la Música de Nueva Orleans



En el corazón del jazz se encuentra una historia de migración, de encuentro entre comunidades y de la evolución de una música que nació en las plantaciones del sur de los Estados Unidos. Sidney Brown, uno de los músicos que formó parte de esa transición fundamental, es una de las figuras que refleja no solo la historia del jazz en Nueva Orleans, sino también el espíritu indomable de la música afroamericana.

Nacido el 19 de julio de 1894 en Deer Range, Luisiana, un pequeño asentamiento a orillas del Misisipi, Brown creció en un entorno donde la música no era solo un pasatiempo, sino una forma de vida. Su primer contacto con la música ocurrió en las bandas de metales de las plantaciones locales, donde los músicos no solo tocaban durante los ensayos, sino también en desfiles y festividades comunitarias. Estos ensayos eran, de hecho, la cuna de un sonido primitivo y libre que daría forma a lo que más tarde sería el jazz de Nueva Orleans.

Sidney Brown comenzó su educación musical tocando el violín de manera autodidacta, un instrumento que le abriría las puertas para explorar otros sonidos y, más tarde, otros instrumentos como el contrabajo y la tuba. Pero fue en la migración hacia Nueva Orleans, alrededor de 1912, donde su carrera tomaría un giro decisivo. En ese momento, la ciudad se estaba convirtiendo en el epicentro del jazz, y músicos de todo el sur, como Brown y su amigo y compatriota Jim Robinson, llegaron a la ciudad con la esperanza de encontrar un lugar donde su música fuera apreciada y su talento, reconocido.

Sidney Brown fue testigo de la migración masiva de músicos provenientes de zonas rurales, una exodo  de personas y sus tradiciones  artística. Como muchos de sus contemporáneos, llegó a la ciudad con la intención de formar parte de una comunidad musical que estaba en plena ebullición. Fue en los salones de baile y en las salas como Economy Hall, Hopes Hall y St. Teresa donde Brown comenzó a tocar con Sam Morgan, una de las bandas más prominentes de la ciudad. La banda de Morgan, que tocaba un jazz tradicional marcado por la influencia del blues y el ragtime, le dio a Brown una plataforma para explorar y expandir su virtuosismo.

Lo que hace que la historia de Sidney Brown sea particularmente fascinante no es solo su habilidad técnica para tocar una variedad de instrumentos, sino la forma en que se movió entre los diferentes grupos musicales de la ciudad. Como parte de la banda de Sam Morgan, Brown alternaba entre el violín y el contrabajo, adaptándose al estilo fluido y cambiante de la banda. Esta versatilidad es algo que, lamentablemente, ya no es tan común en la música actual, pero en aquellos tiempos, los músicos de Nueva Orleans se caracterizaban por su capacidad para adaptarse a diferentes formaciones, lo que les permitió crear un jazz más libre y experimental.

A través de la guerra y la adversidad, el jazz de Nueva Orleans siguió evolucionando. Sidney Brown, como muchos de sus contemporáneos, fue reclutado durante la Primera Guerra Mundial, lo que le permitió vivir una experiencia única fuera de su ciudad natal. La formación de la banda militar de la que formó parte en París, Francia, le brindó la oportunidad de tocar en varios hospitales y experimentar una nueva dimensión de la música. Sin embargo, la guerra no solo trajo consigo nuevas experiencias, sino también la enfermedad que obligó a Brown a pasar varios meses en un hospital, interrumpiendo brevemente su carrera.

A pesar de este contratiempo, su regreso a la música no fue menos importante. Después de la guerra, la ciudad de Nueva Orleans estaba cambiando. Los salones tradicionales como Sans Souci y Dew Drop Inn seguían siendo puntos de encuentro vitales, pero la era del jazz tradicional comenzaba a transformarse dando paso a nuevas formas y corrientes musicales.

Sidney Brown pasó el resto de su vida en el vecindario de Treme, un lugar clave en la historia del jazz, conocido por su gran concentración de músicos afroamericanos y creoles. De hecho, muchos de los músicos más importantes de Nueva Orleans, como Chris y Ben Kelly, también llegaron a vivir allí, formando una red musical que seguiría influyendo en la música de la ciudad durante décadas. Sin embargo, lo que distingue a Brown no es solo su ubicación geográfica, sino su profunda conexión con las raíces de la música popular de Nueva Orleans, que abarcaban tanto la tradición de las bandas de metales como el crecimiento del jazz en sus formas más contemporáneas.

Por Marcelo Bettoni

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