La resonancia eterna de "West End Blues" de Louis Armstrong Parte 2-Guía de audición

 



Guía de audición : “West End Blues” Louis Armstrong and His Hot Five

“West End Blues” (Williams-Oliver). OKeh 8597. Chicago, 28 de junio de 1928.

Integrantes:

  • Louis Armstrong: trompeta y voz
  • Fred Robinson: trombón
  • Jimmy Strong: clarinete
  • Earl Hines: piano
  • Mancy Carr: banjo
  • Zutty Singleton: batería

“West End Blues” es ampliamente reconocida como una de las obras maestras indiscutibles del jazz y de la música del siglo XX. Grabada durante el apogeo creativo de Armstrong a finales de la década de 1920, esta pieza representa un hito en la evolución del género, al consolidar un nuevo estándar de virtuosismo instrumental, sofisticación compositiva y profundidad emocional.

La grabación comienza con una cadencia inicial sorprendente y audaz de Armstrong, que en menos de 10 segundos redefine lo que puede lograrse en la trompeta. Este pasaje introductorio no solo es un despliegue técnico impresionante, sino que también establece un marco temático que encuentra eco en el coro final, creando una narrativa musical cohesiva.

La estructura general de la pieza está organizada en cinco coros de blues de 12 compases:

  1. Primer coro (0:16):
    Armstrong lidera la melodía principal, mientras el clarinete y el trombón le responden con líneas de acompañamiento que enriquecen la textura.
  2. Segundo coro (0:50):
    Solo de trombón interpretado por Fred Robinson, caracterizado por su elegancia melódica y un uso sutil de inflexiones propias del blues.
  3. Tercer coro (1:24):
    Un dueto vibrante de llamada y respuesta entre el clarinete de Jimmy Strong y la voz scat de Armstrong. Aquí, Armstrong demuestra su dominio del scat vocal, transformando su voz en un instrumento melódico más dentro del ensamble.
  4. Cuarto coro (1:59):
    Solo de piano a cargo de Earl Hines, quien, en un pasaje sin acompañamiento, despliega una fluidez melódica y armónica que rivaliza con la expresividad de la trompeta de Armstrong. Este momento marca un ejemplo temprano de cómo el piano comenzó a asumir un rol más destacado en el jazz.
  5. Coro final (2:32):
    La banda completa se une en un clímax emocionante, con Armstrong liderando con un fraseo que combina precisión técnica y emotividad desbordante.

El impacto de Armstrong en esta grabación va más allá de su destreza técnica. La grabación muestra un equilibrio perfecto entre el espíritu colectivo del Dixieland y la creciente prominencia del solista como figura central en el jazz. Su estilo introduce elementos que transformarían el lenguaje del jazz:

  • Tono cálido y poderoso: Su timbre brillante y lleno de matices emocionales marca la pauta para generaciones futuras de trompetistas.
  • Uso completo del rango de la trompeta: Explora tanto las notas graves como los registros agudos con facilidad, expandiendo las posibilidades del instrumento.
  • Infusiones de blues: Inflexiones melódicas, deslizamientos, notas blue y un fraseo íntimamente ligado al espíritu del blues impregnan toda su interpretación.
  • Motivicidad creativa: Prefiere desarrollar ideas musicales en lugar de repetirlas literalmente, lo que otorga a su interpretación un dinamismo constante.
  • Ritmo sofisticado: Balancea notas largas y cortas con una precisión casi matemática, pero siempre al servicio de la emoción.
  • Vibrato amplio y expresivo: Especialmente notable en las notas sostenidas al final de sus frases, añade un toque personal y conmovedor.
  • Elementos del blues: Deslizamientos, glisandos y expresiones típicas del blues están presentes en toda la pieza, conectándola con las raíces afroamericanas del género.
  • Llamada y respuesta: Este recurso, profundamente arraigado en las tradiciones musicales africanas y afroamericanas, se utiliza con gran efectividad en el tercer coro.

En retrospectiva, “West End Blues” fue mucho más que una grabación exitosa: representó una declaración artística que transformó la percepción del jazz de un estilo popular a una forma de arte capaz de alcanzar alturas creativas comparables con cualquier otra música del mundo.

Esta grabación de 1928 sigue siendo un punto de referencia esencial para músicos, críticos y aficionados. Con “West End Blues”, Louis Armstrong no solo marcó un antes y un después en el jazz, sino que también definió lo que significa ser un innovador: tomar los elementos existentes y transformarlos en algo profundamente nuevo y universal.

 

 

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