Por mucho tiempo, la narrativa dominante sobre los orígenes del jazz ha girado en torno a Nueva Orleans, Chicago y Nueva York. Sin embargo, en la década de 1920, Los Ángeles se convirtió en un epicentro clave para la expansión del género, en gran parte gracias a la migración de músicos criollos y afroamericanos provenientes de Luisiana. Este artículo explora las primeras grabaciones de jazz en la Costa Oeste, un capítulo menos estudiado pero fundamental en la historia del jazz.
A finales de la década de 1910 y principios de los años 20, numerosos músicos de Nueva Orleans se trasladaron a Los Ángeles, impulsados por la creciente industria del entretenimiento y la promesa de nuevas oportunidades. La comunidad criolla, que históricamente había ocupado un lugar intermedio entre los afroamericanos y los blancos en la jerarquía racial de Luisiana, encontró en la Costa Oeste un espacio donde podían desarrollar sus carreras con relativa autonomía.
Entre los primeros en establecerse en California estaba el trombonista Kid Ory, quien llegó a Los Ángeles en 1919 y rápidamente se convirtió en una figura central en la escena local. Otros músicos, como Les Hite y Lionel Hampton, seguirían sus pasos en los años siguientes, estableciendo una red de talento que contribuiría a la evolución del jazz en la región.
La primera grabación de jazz hecha en Los Ángeles por músicos afroamericanos y criollos fue liderada por Kid Ory y su Creole Orchestra. Ory, nacido en 1886 en LaPlace, Luisiana, había trabajado con figuras clave del jazz como King Oliver y Louis Armstrong antes de mudarse a California.
En 1922, con el sello Sunshine Records, Ory grabó Ory’s Creole Trombone y Society Blues, consideradas las primeras grabaciones de jazz realizadas en la Costa Oeste por una banda afroamericana. El sonido de Ory, con su característico “tailgate trombone” (fraseos glissando arrastrados y potentes), reflejaba el espíritu del jazz primigenio de Nueva Orleans, pero con un aire más refinado que encajaba con el incipiente panorama musical angelino.
Curtis Mosby y la sofisticación del jazz en Los Ángeles (1927-1928)
Curtis Mosby, baterista y líder de banda, fue otra figura esencial en la consolidación del jazz en la ciudad. Con su grupo, los Blue Blowers, Mosby realizó grabaciones en la segunda mitad de la década de 1920 que mostraban una fusión entre el estilo de Nueva Orleans y la sofisticación del jazz que se estaba desarrollando en Chicago. Sus actuaciones en clubes de Los Ángeles consolidaron la escena local y ofrecieron una alternativa a la creciente popularidad del jazz de las big bands en Nueva York.
Les Hite y la llegada de Lionel Hampton (finales de los 20 y principios de los 30)
Les Hite, un saxofonista criollo de Luisiana, también jugó un papel clave en la escena de Los Ángeles. Su orquesta fue una de las más activas en los años 20, colaborando con músicos emergentes como Lionel Hampton, quien comenzó su carrera tocando la batería y el vibráfono en la ciudad. Hampton, influenciado por el estilo percusivo de Nueva Orleans, pronto se convertiría en una de las figuras más innovadoras del jazz en las décadas siguientes.
Entre 1917 y 1922, Jelly Roll Morton vivió en Los Ángeles, donde trabajó como pianista en clubes como el Cadillac Café y ayudó a establecer el jazz en la costa oeste. Durante este tiempo, compuso y perfeccionó piezas clave como King Porter Stomp y The Pearls, además de influir en la escena musical local con su estilo innovador. Su estancia en la ciudad atrajo a otros músicos de Nueva Orleans y contribuyó al desarrollo del jazz en la región. Luego, Morton se trasladó a Chicago, donde grabó sus obras más influyentes con los Red Hot Peppers.
Aunque el jazz en Los Ángeles no recibió la misma atención que las escenas de Chicago o Nueva York en la década de 1920, las primeras grabaciones de Ory, Mosby y Hite ayudaron a establecer una identidad musical propia para la Costa Oeste. Este período inicial allanó el camino para el desarrollo del West Coast Jazz en las décadas de 1940 y 1950, cuando músicos como Dexter Gordon, Wardell Gray y Chet Baker tomaron elementos de esta tradición temprana y los fusionaron con nuevas influencias.
El impacto de los criollos y afroamericanos en las primeras grabaciones de jazz en Los Ángeles sigue siendo un testimonio del carácter multicultural del género. Su contribución no solo fortaleció la presencia del jazz en la Costa Oeste, sino que también ayudó a cimentar a Los Ángeles como un punto clave en la evolución del jazz estadounidense.
Por Marcelo Bettoni
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