Swing, ritmo y democratización: raíces africanas del pulso en el jazz
Uno de los aspectos más distintivos del jazz en
relación con otras tradiciones musicales occidentales es su tratamiento del
ritmo y la inflexión. Estas cualidades, lejos de ser meros ornamentos
expresivos, constituyen el núcleo estructural y emocional del lenguaje
jazzístico. Su singularidad no puede comprenderse plenamente sin atender a las
raíces africanas que las sustentan.
Dos conceptos fundamentales permiten abordar este
fenómeno: el "swing",
en tanto cualidad rítmica central, y la “democratización”
de los valores rítmicos, una práctica que redefine las jerarquías del
compás. Ambos elementos se hallan íntimamente ligados a la herencia musical del
África subsahariana, filtrada y transformada en el crisol cultural
afroamericano.
El término swing, pese a ser ampliamente
utilizado por músicos e investigadores, ha resistido durante décadas una
definición precisa. Louis Armstrong, en una célebre declaración, afirmó que “si
no lo sentís, nunca lo vas a entender”. Esta intuición, aunque acertada en su
tono empírico, señala también una dificultad epistemológica: swing es
más una experiencia que una fórmula.
Desde una perspectiva analítica, el swing
podría definirse como una energía
rítmica oscilante, caracterizada por un pulso regular y sostenido que
funciona como un péndulo. No se trata simplemente de tocar las notas en el
momento correcto —como ocurre en muchas interpretaciones de música clásica—,
sino de dotarlas de una direccionalidad
propulsiva y una acentuación
flexible que les confiere vitalidad y continuidad.
El swing se manifiesta en dos niveles
esenciales:
- Una inflexión específica
que afecta cómo se tocan o cantan las notas, con matices de acento y
articulación que no pueden representarse completamente en notación
convencional.
- Un sentido de impulso hacia
adelante —forward motion— que enlaza cada nota con la siguiente,
creando una tensión entre lo vertical (el instante) y lo horizontal (la
frase musical). El swing, en este sentido, es un equilibrio
dinámico entre ambas dimensiones.
Esta concepción no tiene correlato directo en la
música europea académica, donde predomina una visión más jerárquica del ritmo.
En ese entorno, el tono (pitch) y la precisión vertical suelen prevalecer sobre
el gesto rítmico continuo. A menudo se considera suficiente que las notas estén
“en tiempo”, sin contemplar la energía direccional que implica un fraseo
verdaderamente orgánico.
La democratización rítmica
En el jazz, a diferencia de la tradición clásica
europea, los llamados tiempos débiles
no son tratados como elementos subordinados. Se produce, en cambio, una
auténtica democratización del compás:
cualquier parte del pulso puede ser acentuada, articulada o utilizada como base
para variaciones rítmicas con igual o mayor intensidad que los tiempos fuertes.
Este enfoque se explica en parte por la función social original de la música
africana y afroamericana, profundamente vinculada con el cuerpo, el trabajo, el
ritual y la danza. En estas culturas, el ritmo no es una abstracción ni un
marco medido: es una forma de organización vital, una herramienta para la
cohesión comunitaria, la expresión emocional y la resistencia cultural.
Este análisis permite entender al jazz no como una
evolución directa de las formas europeas, sino como una síntesis transcultural donde las prácticas africanas —oralidad,
improvisación, polirritmia— se reconfiguran en un nuevo lenguaje. En este
lenguaje, el ritmo no es sólo soporte del discurso musical: es el discurso mismo.
La articulación
rítmica jazzística, heredera del timeline
africano y de las estructuras call-and-response, redefine el concepto de
fraseo, desplaza las jerarquías tradicionales del compás y da lugar a una
estética donde cada momento es susceptible de transformación. No se trata de
embellecer una métrica establecida, sino de dinamitarla creativamente desde
dentro. El swing y la democratización rítmica, por tanto, no son simples
efectos estilísticos. Son formas de
pensamiento musical, productos de una historia cultural específica que
sigue resonando en cada solo e interpretación.
Por Marcelo Bettoni
Referencias
:
Berliner,
P. (1994). Thinking in jazz: The infinite art of improvisation. University of
Chicago Press.
Floyd
Jr., S. A. (1995). The power of Black music: Interpreting its history from Africa
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Gioia,
T. (2011). The history of jazz (2ª ed.). Oxford University Press.
Monson,
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Chicago Press.
Schuller,
G. (1968). Early jazz: Its roots and musical development. Oxford University
Press.
Titon,
J. T. (Ed.). (2008). Worlds of music: An introduction to the music of the
world's peoples (5ª ed.). Schirmer.
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