El Totem Pole Ballroom: Una Catedral del Swing en Nueva Inglaterra

 


El Totem Pole Ballroom: Una Catedral del Swing en Nueva Inglaterra

A mediados del siglo XX, la cultura del jazz y el swing encontraba en los salones de baile uno de sus escenarios más vibrantes. Entre estos templos de la música, el Totem Pole Ballroom en Auburndale, Massachusetts, se destacó como uno de los más elegantes y célebres. Ubicado dentro del Parque Norumbega, un popular parque de atracciones que operó entre 1897 y 1963, este salón de baile fue un punto de referencia para la vida nocturna de Nueva Inglaterra y un destino obligado para las grandes bandas de swing en gira.

En 1930, el Gran Teatro de Acero de Norumbega fue reconvertido en el Totem Pole Ballroom, adoptando un nombre que evocaba la estética exótica y romántica que caracterizaba a muchos de los locales de entretenimiento de la época. Aunque Boston y sus alrededores albergaban más de un centenar de salones de baile, el Totem Pole se ganó un lugar especial gracias a su refinada arquitectura, su pista de baile de primer nivel y su impresionante cartelera de artistas.

La banda residente del salón, dirigida por Bob Bachelder, marcó el pulso de innumerables noches de baile. Sin embargo, lo que realmente cimentó su leyenda fue la presencia de las grandes figuras del swing: Benny Goodman, Artie Shaw, Tommy Dorsey, Harry James y Lawrence Welk, entre otros. La atracción de estos músicos convirtió al Totem Pole en un epicentro del entretenimiento en Nueva Inglaterra y en una parada obligatoria en las giras de las big bands.

Además de los líderes de banda más renombrados, el Totem Pole Ballroom fue escenario para algunas de las voces más icónicas de la época. Frank Sinatra, en los albores de su carrera, conquistó al público del salón con su inconfundible estilo. Dinah Shore, Frankie Laine, los Four Lads e incluso la familia Von Trapp –famosa por la historia que inspiró La Novicia Rebelde– también dejaron su huella en el lugar.

Los eventos del Totem Pole no solo se quedaban en las paredes del salón: las cadenas de radio NBC, ABC y CBS transmitían frecuentemente conciertos en vivo, llevando la energía del ballroom a hogares de todo el país. Estas transmisiones ayudaron a popularizar aún más el swing y a consolidar al Totem Pole como un nombre de peso en la escena nacional.

A pesar de su esplendor, la suerte del Totem Pole estaba atada a la evolución de los gustos musicales y al declive de la era de las big bands. Con la llegada del rock and roll en la década de 1950 y el cambio de hábitos de entretenimiento, la asistencia a los salones de baile comenzó a disminuir. Finalmente, en el fin de semana del Día del Trabajo de 1963, el Totem Pole Ballroom cerró sus puertas, marcando el fin de una época dorada.

Hoy, el legado del Totem Pole pervive en la memoria de quienes vivieron su auge y en la historia del swing. Su papel como catedral del jazz y epicentro del entretenimiento en Nueva Inglaterra lo sitúa junto a otros templos del swing como el Roseland Ballroom en Nueva York o el Trianon Ballroom en Chicago.

Aunque los tiempos han cambiado, la nostalgia por estos escenarios sigue viva. El Totem Pole Ballroom fue más que un salón de baile: fue un testigo de una era de esplendor musical y un punto de encuentro donde la magia del swing cobró vida noche tras noche.

Por Marcelo Bettoni

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